El principal determinante de nuestras emociones y comportamientos es la forma en que interpretamos las situaciones y sucesos que experimentamos. Dada una situación, podemos reaccionar sintiéndonos o actuando de forma distinta según cómo lo percibamos. Cómo pensemos acerca de lo que nos sucede es una clave importantísima para cambiar cómo nos sentimos y qué hacemos.
Las distorsiones cognitivas son trampas mentales, pensamientos que hacen que nos sintamos mal y nos llevan a comportarnos de una manera autodestructiva. Muchas veces tenemos pensamientos automáticos de como son las cosas, no meditamos si son ciertos o no. Los pensamientos automáticos son aprendidos y se pueden modificar, pero antes tenemos que aprender a detectarlos.
Tipos de distorsiones cognitivas
A continuación, algunos tipos de distorsiones del pensamiento que son muy comunes:
• Pensamiento dicotómico: todo/nada: El pensamiento polarizado consiste en valorar los acontecimientos de forma extrema, sin tener en cuenta los aspectos intermedios. Ver las cosas blancas o negras, falsas o verdaderas. Por ejemplo, “Si no consigo que este trabajo quede perfecto no habrá servido para nada el esfuerzo, será un desastre”
• Personalización: Suponer que todo lo que la gente hace o dice tiene que ver directamente con uno mismo. Ejemplo: “Marta tiene mala cara, debe de estar enfadada conmigo”.
• Sobre-generalización: A raíz de un caso aislado generalizar una conclusión válida para todo. Ejemplo: “Juan no me ha escrito, la gente siempre se olvida de mí”.
• Afirmaciones de “deberías”, “tengo que”: Los “debería” o “tengo que” son creencias rígidas e inflexibles acerca de cómo debería ser uno o los demás. Las exigencias centradas en uno mismo, favorecen la autocrítica, mientras que las dirigidas hacia los demás favorecen la rabia, la ira y la agresividad. Algunos ejemplos pueden ser, “debería haber sido más atenta con mi marido y así no me hubiese dejado”, “No debo cometer errores”, “los demás deben actuar bien conmigo” o “tengo que gustar a todos”.
• El “no puedo”: no puedo porque no tengo tiempo. No puedo porque es imposible para mí
Características de las distorsiones cognitivas
* Se expresan a menudo en términos de imperativos categóricos: “tendría que”, “debería”, “he de…”.
* Se vivencian como espontáneos, aparecen de repente en la mente sin ningún desencadenante aparente.
* Son mensajes breves, específicos y discretos y a menudo se presentan en forma de imagen visual.
* Tienden a ser dramáticos y catastrofistas.
* Son difíciles de desviar.
* Son aprendidos.